dilluns, 13 d’abril del 2015

Gente de bancos



Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
Jaime Gil de Biedma

En la placidez de un banco
contemplan la danza oscura
                        que trae el sol.
Huele a pino y a calma;
esperan la algarabía
     de los infantes
         que pronto saldrán de las escuelas
-"aquellas que no tuvimos", recuerdan-.

Ellas, que con pequeñas hazañas
hicieron a las mujeres 
                                libres,
ellas, que lucharon
en silencio por un parque en calma.



En la alegría de las mañanas
sin horas; 
      en los días del júbilo    
se olvidan de la espera
y descansan sus bastones.

Comentan el obrar de las palomas
por cuatro granos de maíz
     -"así nos hicieron un día", ríen-.

Ellos, que crearon oportunidades
cuando las sombras más
                        negras fueron.
Ellos, que trabajaron la tierra
    para los sueños de sus hijos.



A la gente de bancos,
a las arrugas sabias,
a quienes la historia no recuerda...
(que el lector escriba este verso).


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